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UN CONSEJO DISCIPLINARIO PARA VOLVER A CREER

Eran las 7 de la noche y la impaciencia al llegar acompañado a la Estaca Cañoto de un hermano del sumo consejo que me ofrecía un llamamiento en la Estaca sin darse por enterado que me esperaba un tribunal disciplinario para devolverme mis derechos después de una suspensión de 11 años. Llegue tempranísimo y fueron llegando los lideres como cuenta gotas antes de la tormenta.  Al fin reunión comenzó sin mí con los preparativos y para designar a los que van a hacer las preguntas respectivas que evaluaran la condición del hermano acusado. Tal vez te digan que solo es una reunión para que contestes unas preguntas (que definirán tu vida).

Yo dispuesto a contar mi versión y responder a cuanta pregunta me hagan sobre el tema.  Al final me invitaron a pasar. Todos estaban sentados en una mesa tipo pirámide recortada en la punta que me toco ocupar. Todos con una cara de inquisitiva pero firme como quien piensa no dejarse influenciar por lo que diga.

Comienza con una oración y es dirigida por el Pte de Estaca que asigna y designa lo que va aconteciendo. Las preguntas no son menos importantes que las respuestas pues eso pareciera que es lo que realmente les interesan pero me invita el Pte de Estaca a que hable…

“En noviembre del 2000 mi Padre Remmy A. Terceros Ramírez y mi persona fuimos excomulgados y suspendido respectivamente por insistir en el reclamo de ajuste de Diezmos. Yo como hijo mayor, misionero retornado decidí a petición de mi madre acompañar a mi Viejito de más de 80 años a una reunión en la estaca para conciliar el problema de los diezmos al final de la reunión yo i mi padre estábamos citados a un consejo disciplinario para sancionarnos por no aceptar la voz de que el Obispo acusado no había malversado los fondos pero al mismo tiempo no se mostro evidencia de donde estaban los diezmos aportados por mi Padre que siempre ha sido un pagador integro durante toda su vida. Al final fuimos sancionados… Así relate lo mas brevemente posible este acontecimiento doloroso para mi familia…”

Ninguno pareció interesarse como para indagar en mi relato, me hubiese gustado que preguntaran o que cuestionaran algo pero siguieron con el procedimiento y se dedicaron a hacer las preguntas respectivas:

¿Creen en Jesús el Cristo? ¿Las escrituras? ¿Respeta la autoridad de los líderes? ¿Cree que esta es la única iglesia verdadera?

Preguntas obvias que solo pueden tener una respuesta afirmativa para quien nunca ha sido apostata. También conteste que volvería a defender a mi Padre de 80 años porque la prueba era documental no palabras… y que si no podía volver a la iglesia seguiría mi camino – y yo muy bien sabia que en el tiempo de inactividad había decidido no volver a la iglesia y alejarme de ella con todos mis principios, pero mi novia se bautizo sin que yo influya en su decisión y lo que significo para mí una posible señal para retornar a la iglesia – pues todo dependía de lo que se decidiera y les pedí que hicieran un mejor trabajo o no lo hicieran.

Porque la realidad es que estas personas no saben nada de voz, no tienen una idea de los que estas pasando y menos saben los acontecimientos que te han llevado a esa situación. Tu historia es poco creíble cuando un líder antepone que eres un apostata y hasta se olvidan de las normas y cuanta cosa digas no tiene fundamento.

Un líder puede pedirte que olvides la norma y aceptes su palabra de que los Diezmos están en algún lugar menos en tu informe de Diezmos… ¿Dónde queda la verdad? ¿La honestidad? ¿Las normas?

Un líder no puede normar por encima de las normas oficiales de la iglesia porque se estaría poniendo en apostasía como los fariseos que eran “maestros de la ley” para crear nuevas normas y mandamientos confundiendo al pueblo de Israel. Tampoco puede pedirte que obedezcas por encima de los mandamientos que Dios ha dado porque “…Ningún poder o influencia se puede ni se debe mantener en virtud del sacerdocio, sino por persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero; por bondad y por conocimiento puro, lo cual ennoblecerá grandemente el alma sin hipocresía y sin malicia… (DyC 121:37-42). Es decir el poder que ejercen los líderes no es sin límite y la obediencia no es “ciega” sino tiene su doctrina y esta normada…

Me pidieron que me retirara para seguir el procedimiento, al retornar encontré todo en el mismo lugar y Pte. anuncio que todos mis derechos a partir de ese momento habían sido devueltos y que debería buscar normalizar mi situación en pos de ir al templo y sellarme con mi familia, etc.

“…Les agradezco por su tiempo, yo solo por mucho tiempo desee sentarme, cantar un himno, hacer mi oración y comer mi santa cena con mi familia – una gruesa e incontenible lagrima salió de mi ojo derecho, no me importó y seguí hablando; muchos agacharon la cabeza incómodos por ver llorar a un hombre sediento de justicia… Salí aliviado y confirmando que en realidad no había sido casualidad el bautismo de mí esposa…

Llegue acompañado, me fui acompañado aunque nadie podía ver a mis compañeros sabia que estaban como siempre conmigo y además con una buena noticia para mi esposa e hija que no entendían porque no las acompañaba a la Capilla el Domingo. Ahora trato de guardar todo el dolor que lleva mi alma pero creo que soy una mejor persona ahora más realista pero sepan después de una experiencia así solo te queda tu verdad y tus propios valores…

“…Dios tiene sus maneras…” pero el amor, la fe, la justicia y sobre todo el albedrio conducirán tu vida…

El obispo que nos llevó al tribunal disciplinario se disculpó antes de Morir mi Padre. Lo mismo hizo uno de los hermanos del Sumo Consejo -«Yo sabia que era injusto»- me dijo – lo perdoné en el acto. El 2021 el Secretario Financiero de ese entonces tambien se acercó a pedir me perdón, las autoridades nunca se disculparon, sino todo lo contrario, mantuvieron su postura.